Hola! Que ilusión la de empezar a publicar fotos de mis productos en pleno uso. Aprovecho también que aún estamos en el «mes del orgullo» para hablar de la neutralidad de género que, como ya sabes, es uno de los valores fundamentales de Pell d’Arbre.

El chico de la foto de arriba es mi gran amigo Alejandro Castro. Los pendientes de Pell d’Arbre le quedan estupendos, no?

Diseño Genero-Neutral

Me gusta decir que Pell d’Arbre es para las personas a las que les gusta su diseño minimalista, que valoran la exclusividad y que se identifican con los valores que la marca defiende y representa.

Ninguno de los productos de Pell d’Arbre es para mujer o para hombre exclusivamente, por ello en la web no encontrarás esas categorías.

No necesito tener en cuenta la neutralidad de genero cuando diseño. Porque no se trata de diseñar cosas específicamente neutras. El naranja y el gris (por dar un ejemplo) no son más genero-neutrales que el rosa o el azul. Se trata de aceptar que los colores, las formas, los patrones, las texturas, los olores, etc., no tienen porque gustar solo a un genero o a otro.

Igualmente se trata de aceptar que no todas las personas encajan perfectamente en los dos géneros binarios. El genero es un espectro y eso es maravilloso.

Zaida y Alex. Dos personas maravillosas que no son modelos pero son modelos para mi.

Una história personal

Cuando era más pequeña, entre los 12 y los 15 años, me encantaba vestir «ropa de chico», particularmente ropa de skater «masculina». Un verano, estaba de vacaciones con mi padre y necesitaba un pantalón corto, porque hacía mucho calor y solo tenía pantalones largos y anchos para vestir. Mi padre me llevó al El Corte Inglés y me dijo que buscara unos pantalones que me gustaran.

Yo sabía que con las características que me gustaban entonces – que fueran anchos y que tuvieran bolsillos fondos y cómodos – solo los encontraría en la sección de ropa para hombre. Mi padre ya estaba acostumbrado a mi estilo y no se sorprendió cuando fui directa a dicha sección. Cuando encontré unos que me gustaban nos dimos cuenta que todos eran grandes y llamamos la dependienta para que nos echara una mano. Cuando le preguntamos si tenía aquel pantalón en tallas un poco más pequeñas la señora muy amablemente contestó, mirando a mi padre, que la L probablemente le quedaría bien.

«y eso qué importa?»

Yo estaba un poco distraída y no me di cuenta que hablaba para mi padre, por lo que puse el pantalón delante mis piernas y le dije que estaba segura que necesitaba algo que fuera unas dos tallas mas pequeñas. La dependienta me miró muy sorprendida y medio que tartamudeando dijo «Pero eso es para hombre!». Mi padre encogió los hombros y le dijo «y eso qué importa, si son los que a ella le gustan?». La señora se giró y volvió al rato con aquel modelo de pantalón en un par de tallas más pequeñas y con algún pantalón «de chica» que «quizás me gustara». Me llevé los que había elegido yo, claro.

Creo que a partir de ese día entendí que para muchas personas el salir fuera de la caja de la feminidad o de la masculinidad era un problema. La verdad es que nunca más me olvidé de ese episodio.

Las benditas cajas

Hoy sé que la necesidad de «meter todo en cajas» es inherente a la manera de procesar la información que tenemos los seres humanos. Nos encantan las categorías. En realidad son maravillosas y muy útiles la mayor parte del tiempo. Las necesitamos para entender el mundo y para comunicar. Pero nos olvidamos constantemente que no son reales.

Sin categorías sería imposible comunicar y probablemente hasta razonar. «Silla» o «mesa» son categorías. Cuando hablamos de una «silla» sabemos que estamos hablando de un asiento con respaldo, por lo general con cuatro patas, y en que solo cabe una persona. «Silla» y «mesa» son categorías diferentes.

Aunque tengan cosas en común, como las «cuatro patas», tienen características que las diferencian más que las asemejan, como por ejemplo su función. Aunque quisiéramos no usar esas categorías para hablar de estos objetos, tendríamos que describirlos usando otras categorías (asiento, respaldo, cuatro, patas, etc.), lo que tardaría más tiempo y no solucionaría nada.

Por otro lado, sabemos que no todas las sillas son iguales aunque encajen en la misma categoría. Además si pegamos una silla al techo ya no tendrá la función de asiento pero la mayoría de personas seguirá llamándole «una silla».

«ContreSens Chair» o «una silla en el techo»

Categorías vs Realidad

Cuando digo que las categorías no son reales me refiero a que son nada más que representaciones de la realidad que conocemos. Te doy una explicación que oí hace poco (ya no sé donde) pero que lo hace todo más claro:

Imagina que estamos en la playa por la noche y en el cielo hay una luna llena, grande y bella. Imagina que la comunicación verbal no existe, o que simplemente no hablamos el mismo idioma. Pero yo quiero que mires a la luna, es maravillosa y me da pena que te la pierdas. Yo hago un gesto con mi mano y mi dedo indice apuntando a la luna y después con las dos manos hago un circulo para que tengas claro que estoy «hablando» de la luna. El gesto apuntando, o el circulo con las dos manos fueron tan solo representaciones de la luna pero no son la luna. Las categorías son como indices apuntando a algo, pero no son reales porque no son aquello que representan.

Neutralidad de Genero y Categorías

Los géneros son solo categorías, representaciones. Una «mujer» no es algo real, lo que es real es una persona humana con determinadas características. Unas que comparte con otras personas que la sociedad mete en la misma categoría de «mujer». Otras que comparte con otras personas que la sociedad no identifica como «mujeres». Y otras que son únicas de esa persona.

Para mi la cuestión de la diversidad y de la neutralidad de géneros pasa por entender que estos no son reales y que son representaciones tan amplias como queramos. Igual que una silla en el techo puede seguir siendo una silla y que una silla con un vaso encima se puede transformar en una mesa. Basta querer.

Las sillas y mesas no tienen sentimientos pero las personas si. Si un hombre quiere usar pendientes vistosos y sigue queriendo identificarse con el genero masculino que nos cuesta aceptarlo? Debe una chica tener el derecho de vestir ropa ancha generalmente atribuida al sexo opuesto y que no le hagan la vida difícil por ello? Cuando alguien que nació con características biológicas que hacen que la sociedad le identifique con un genero, pero siempre se ha sentido de otro, quiere asumir características de ese genero para que la sociedad le vea como esa persona se ve a si misma, quién somos les demás para decir que eso está mal? Si alguien simplemente no quiere meterse dentro de ninguna «caja de género» o quiere crear una «caja» nueva porque eso tendría que ser un problema?

La Neutralidad de Genero como Excusa

La neutralidad de genero como valor fundamental de mi marca es una de las formas que encontré para «solucionar» el problema que me encontré aquel día de compras con mi padre. Es también una excusa para hablar sobre algunos de los temas que toqué en este articulo y de algunos otros sobre los que me gustaría divagar en el futuro. Por ultimo la neutralidad de género, como la veo yo, es una herramienta para acabar con, no todas, pero muchas desigualdades sociales que me gustaría que no existieran.

Y para ti que es la neutralidad de genero?

Author Ana

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